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Des peuples autochtones comme le mien luttent pour nos territoires

Fuente: Foreign Policy in Focus

Fuente imagen: Shutterstock

 

Muchxs supuestxs migrantes, como el pueblo Garífuna, solo desean quedarse en casa. Washington lo dificulta.

 

Por Miriam Miranda | 11 de octubre, 2021

 

En este Día de los Pueblos Indígenas, les quiero contar sobre mi gente, lxs Garífuna. Somos un pueblo afro-indígenas, descendientes de lxs Arawak y Africanxs. Nuestras tierras ancestrales se extienden por la frontera caribeña de Centroamérica. 

 

Por lo general, los medios en Estados Unidos solo se interesan en las comunidades latinoamericanas y caribeñas como la nuestra cuando migramos. 

 

En verano de 2021, la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris vino a Centroamérica y le dijo a lxs supuestxs migrantes “no vengan.” El mismo mensaje tan brutal se dio a llegar hace poco, a través de varias imágenes donde se ven agentes fronterizos estadounidenses con látigo en mano, persiguiendo a migrantes haitianxs en el desierto de Texas.

 

Tan deshumanizante e injusta que sea esta postura anti-inmigrante, la verdad es que muchxs de nosotrxs solo quisiéramos quedarnos en casa. Washington nos lo dificulta. 

 

La gente garífuna se está viendo desplazada de nuestras tierras hermosas a lo largo de la costa caribeña de Honduras a fuerza. 

 

Las amenazas a nuestro sustento se encuentran en la expansión del turismo global, en las plantaciones de palmas africanas, en las dichas “Zonas de empleo y desarrollo económico”, y en los carteles de drogas que hacen circular la cocaína por nuestras tierras con destino a los mercados estadounidenses.   

 

Las comunidades de retiro con financiamiento de EE. UU. Y Canadá también nos amenazan y desplazan, así como los proyectos mineros e hidroeléctricos, incluso algunos con financiamiento de bancos de desarrollo.

 

Soy miembro de La Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), una federación que representa la gente garífuna de Honduras. Desde nuestra perspectiva, nuestras comunidades se están vaciando para el beneficio de la élite hondureña y de inversores en EE. UU. y otros países ricos. 

 

Cuando nos resistimos al despojo y nos negamos a dejar nuestras tierras, nos amenazan, nos desaparecen, o nos asesinan — peligros que se empeoran aún por la asistencia de seguridad que le ofrece Washington al corrupto Estado hondureño.

En los últimos años, hemos contado 50 asesinatos de gente garífuna y docenas de casos de persecución legal. Mientras tanto, nuestrxs jóvenes están abandonando a sus comunidades en masa por resultado de la violencia, persecución y falta de condiciones de vida saludables.

 

A través de prácticas agrícolas tradicionales y proyectos de resurgimiento cultural, la OFRANEH está luchando para recuperar el territorio ancestral del pueblo Garífuna y para mejorar estas condiciones. 

 

A través de la Corte interamericana de derechos humanos, hemos tenido éxito en casos importantes que ordenan a las autoridades hondureñas reconocer nuestras tierras tradicionales y garantizar nuestro uso y disfrute de nuestro territorio. Pero el gobierno hundureño se niega a implementar estas decisiones. 

 

En cambio, desde haber ganado estos casos, nos hemos enfrentado a crecientes amenazas, criminalización, desplazamiento y asesinatos. 

 

En julio de 2020, cuatro jóvenes garífunas de Triunfo de la Cruz fueron secuestrados a punta de pistola por hombres en uniforme con el logotipo de la Policía de Investigaciones de Honduras (DPI), una entidad que ha recibido formación estadounidense. Los cuatro hombres no se han localizado desde entonces. Uno de ellos era presidente del concejo municipal y defensor vocal de los derechos territoriales garífunas. 

 

En un país que no suele investigar este tipo de violaciones, la OFRANEH está tomando medidas. Hace unos meses lanzamos el Comité de Investigación y Búsqueda Garífunas de Desaparecidos de Triunfo de la Cruz. Sus iniciales, SUNLA, significan «¡Suficiente!» en nuestro idioma. 

 

A través de SUNLA, estamos presionando para que los cuatro jóvenes regresen vivos a su comunidad, para proteger a sus familias y testigos, y para luchar por la verdad y la justicia por este crimen. Hasta ahora, el estado no ha investigado el caso seriamente. En cambio, los funcionarios etiquetan a los cuatro jóvenes como criminales y los están culpando por su propia desaparición. 

 

Desde el golpe de 2009, defensorxs de derechos humanos y las tierras indígenas han sido asesinadxs de forma rutinaria en Honduras, incluso figuras de alto perfil como Berta Cáceres. Sin embargo, el apoyo de Estados Unidos al estado hondureño ha continuado. Ya sea que emigremos o luchemos para permanecer en nuestras tierras, enfrentamos tremendas amenazas. 

 

Es por esto que hacemos un llamado a la solidaridad internacional para frenar la persecución del pueblo garífuna y para que SUNLA sea incorporado al proceso de investigación de estas desapariciones forzadas, así como por el respeto a nuestras tierras tradicionales y nuestra autodeterminación. Este plan genocida y de exterminio se tiene que detener. 

 

También pedimos que Estados Unidos detenga su apoyo y asistencia de seguridad al régimen hondureño, lo que podría hacerse mediante la aprobación de la Ley Acta Berta Cáceres y la Ley Hondureña de Derechos Humanos y Anticorrupción. 

 

En este Día de los Pueblos Indígenas, condenamos el asalto a los pueblos indígenas en todo nuestro hemisferio, así como el maltrato brutal a los migrantes que buscan seguridad y oportunidades.

 

La OFRANEH y el pueblo Garífuna seguirán la lucha para vivir y prosperar en Honduras. En cuanto a los políticos que nos dirían “no vengan,” les pedimos que frenen su apoyo por los regímenes que nos desplazan. 

 

Miriam Miranda es Coordinadora General de OFRANEH, quien recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos Letelier-Moffitt este año del Instituto de Estudios Políticos.