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La lucha de lxs defensorxs de los derechos humanos en América Latina

La fecha que alude al Día Internacional de los Derechos Humanos, 10 de Diciembre, referente a la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, anunciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) enmarca un acto de institucionalización de los derechos humanos que es importante para los pueblos del mundo. En su preámbulo, trae el reconocimiento de la dignidad de las personas y el anuncio de derechos iguales fundamentados en la libertad, la justicia y la paz en el mundo.

La promesa de protección universal que adviene de la Declaración Universal enmarca un esfuerzo mundial junto a las Naciones Unidas para la creación de declaraciones, normativas y pactos vinculantes que objetivan la efectividad de los derechos humanos. Una acción importante que posibilitó la pertenencia a un proyecto mundial de protección de la vida humana. De acuerdo con el autor Samuel Moyn, “La verdadera historia de los derechos humanos importa, así, especialmente para contribuir con el enfrentamiento de sus perspectivas actuales y futuras. Si ellos realmente captan valores desde hace mucho tiempo, es igualmente importante que se entienda de manera más honesta como y cuando tomaron forma como un conjunto poderoso y generalizado de aspiraciones por un mundo mejor y más humano”. (MOYN, 2010, s/p)

La historia mundial está marcada por contextos de luchas y resistencias de los pueblos en que destaca un escenario de violencias y masacres cometidas contra esos pueblos por motivación de los intereses de la clase dominante capitalista. Además de las dos grandes guerras mundiales que provocaron un incalculable sufrimiento a la humanidad, cuyo contexto dio origen a la propria constitución de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH).

La gravedad del actual momento que enfrentamos de crisis económica, humanitaria, sanitaria y ambiental, con la deflagración de la pandemia del Covid-19 con un gran impacto en el mundo, provocó nuevas formas de reorganización de las relaciones económicas, humanas y sociales con el objetivo de superar la crisis y combatir el virus. Ello nos reta a situar el lugar de los derechos humanos en la centralidad de la vida mediante la situación de violencia instaurada y agravada en el contexto de América Latina.

De acuerdo con el estudio difundido por medio del informe de Global Witness de 2019, más de dos tercios de los asesinatos de defensores de derechos humanos ocurrieron en América Latina, que clasificó la región como la más afectada por la violencia desde que dio inicio la publicación de los datos en 2012.

Según los datos del Instituto IELA, en Brasil, 2.507 campesinos e indígenas fueron asesinados a causa de conflictos agrarios entre 1964 y 2016. En el registro de datos de la Comisión Pastoral de la Tierra – CPT de 1985, hasta los días de hoy ocurrieron 50 (cincuenta) casos de masacres que victimaron 247 trabajadores/as en el campo en 10 (diez) estados brasileños. En el registro de los conflictos por la tierra sistematizados en el año 2019 se destaca el porcentual de 60% de los conflictos por la tierra en Amazonia, demostrando acentuada violencia (84,4%), siendo 27 asesinatos de los 32 registrados por CPT.

De acuerdo con datos existentes de la Udefegua, en Guatemala, “32% de los ataques documentados contra defensores de los derechos humanos fueron cometidos contra aquellos que luchan en defensa del territorio, de la tierra, de los recursos naturales y del medio ambiente”.

En Colombia, la situación se presenta con mayor gravedad debido a la perpetuación de la violencia en los territorios y a los desafíos presentes en los procesos de implementación del Acuerdo de Paz que completa 4 años. Frente a esto, el país se proyecta como el más peligroso para los defensores de derechos humanos y sus luchas colectivas en las organizaciones populares. De acuerdo con la ONG INDEPAZ, más de 250 líderes, socias y defensores de derechos humanos fueron asesinados y ocurrieron 75 casos de masacres desde inicios del año (2020). A la vez, los datos de la Fundación Idea para la Paz apuntan que, entre 2015 y junio de 2017, ocurrieron 29 casos de masacres con 120 víctimas, en comparación a los 41 casos de masacres con 210 víctimas entre 2018 y junio de 2020. Lo que corrobora el aumento de la violencia y de las muertes colectivas ocurridas en los últimos años.

Esta situación de extrema violencia y de grave violación de los derechos humanos de los pueblos, con énfasis en la lucha de los pueblos de la tierra y del territorio que luchan por el derecho a la vida en equilibrio con los bienes de la naturaleza en el contexto de América Latina, resalta la necesidad de la materialidad de los enunciados internacionales de derechos humanos en el deber de la protección de la vida. Tal y como menciona el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos al declarar que: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Esta materialidad atraviesa la acción comprometida de los estados nación y sus respectivas instituciones en el deber de asegurar procesos inclusivos y plurales de gobiernos comprometidos con valores humanistas y democráticos que aseguren la protección y realización de los derechos humanos de los pueblos de América Latina.

Por lo tanto, los derechos humanos se constituyen como acción en constante proceso de construcción y disputa dado la constitución de su origen – la denuncia de violaciones del derecho a la vida y del acceso a los bienes necesarios para la supervivencia de las poblaciones subalternas y la instauración de un marco de mediación (declaración) originado en la sociedad civil. Su objetivo es constituir hegemonía en torno a la protección y efectividad de los derechos humanos para ser incorporada en la agenda de los estados como responsable de realizar el texto de la declaración.

En conformidad con el autor Herrera Flores (2009), los derechos humanos afirman “la lucha del ser humano para ver cumplidos sus deseos y necesidades en los contextos vitales en que está ubicado”.

Fuente: Brasil de Fato

Fuente foto: Brasil de Fato (Memorial da América Latina, São Paulo, Brasil)