Publicado por Daphnée Leroux-Maurais, Katalizo, el 12 de octubre de 2025
Este otoño, la ciudad de Belém, en Brasil, acogerá dos importantes eventos internacionales en la lucha contra la crisis climática: la 30.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30) y la Cumbre de los Pueblos.
Prevista del 10 al 21 de noviembre, la COP30 marcará el décimo aniversario del Acuerdo de París, cuyo objetivo era limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Una década más tarde, las emisiones siguen aumentando y las desigualdades frente a los impactos climáticos no dejan de acentuarse. Esta edición, organizada por primera vez en la Amazonia, en Belém, pretende ser más inclusiva, especialmente para los pueblos indígenas, cuyos territorios se encuentran en primera línea de la degradación medioambiental.
Sin embargo, esta voluntad de inclusión sigue encontrando importantes obstáculos. Katalizo tuvo la oportunidad de participar en un seminario web organizado el 9 de octubre por la Asociación Quebequense de Organizaciones de Cooperación Internacional (AQOCI), durante el cual varios ponentes recordaron los retos sistémicos que persisten.
Una inclusión aún limitada para los pueblos indígenas
Fany Kuiru Castro, coordinadora general de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), destacó que, a pesar de las promesas de inclusión, las barreras lingüísticas y económicas siguen frenando la participación real de los pueblos indígenas. También denuncia el racismo sistémico, que limita el acceso de los indígenas a puestos de decisión, especialmente en las estructuras gubernamentales.
Convergencia de las luchas climática y feminista
Para Gina Cortés Valderrama, activista feminista por la justicia climática, la COP30 debe marcar un punto de inflexión decisivo. Aboga por la necesidad de pasar de las palabras a los hechos y pide la institucionalización de un mecanismo global de transición justa, basado en las necesidades reales de las poblaciones afectadas. También insiste en una cuestión central: la convergencia de las luchas. Ante una crisis climática multidimensional, las respuestas deben ser interseccionales e integrar las luchas de los movimientos sociales, las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades del Sur global. Reitera que debemos luchar contra el sistema supremacista blanco que ha generado los problemas climáticos actuales.
La Cumbre de los Pueblos: una alternativa impulsada por la sociedad civil
Paralelamente a la COP, se celebrará en Belém la Cumbre de los Pueblos, un espacio autogestionado por la sociedad civil, nacido de la voluntad de crear una alternativa a las negociaciones institucionales de la COP30. João Pedro Galvão, miembro del comité político de la Cumbre de los Pueblos, recuerda que este evento tiene como objetivo no reducir los retos de la justicia climática únicamente a las emisiones de carbono. La Cumbre de los Pueblos propone una visión global de la justicia climática, teniendo en cuenta las desigualdades sociales, las discriminaciones sistémicas y las luchas territoriales. Se basa en tres principios clave: autonomía, diversidad y convergencia.
A medida que se intensifica la emergencia climática, la COP30 y la Cumbre de los Pueblos se perfilan como momentos clave para repensar los modelos de gobernanza medioambiental. En Belém, en el corazón de la Amazonia, símbolo mundial de la biodiversidad y la resistencia indígena, la lucha por el clima no se librará únicamente a través de cifras o acuerdos, sino también en la intersección de las luchas sociales.
Porque la justicia climática, para ser real, debe ser inclusiva, equitativa y descolonial.