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Coyuntura Brasil – un año de gobierno de Jair Bolsonaro

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En el fin de diciembre 2019 tuvo lugar el segundo encuentro de Mujeres que luchan en el territorio autónomo zapatista, que ha reagrupado mujeres de todo el mundo. Aqui esta la llamada al acción de la Comandanta Yesica despuès del encuentro

El año de 2019 fue muy difícil para el pueblo brasileño. Para esta edición vespertina de Contacto Sur, el Comité por los derechos humanos en América Latina, CDHAL, invitó a trés líderes de diferentes movimientos sociales de Brasil para que nos reportaran cómo fue el primero año del mandato del gobierno de extrema-derecha de Jair Bolsonaro. 

Empezamos con Ronaldo dos Santos, Coordinador Nacional de la Coordinación Nacional de Articulación de las Comunidades Negras Rurales Quilombolas, CONAQ. Para quien no conoce, las comunidades quilombolas son formadas por familias descendientes de personas que fueron esclavizadas en Brasil y que hoy luchan para efectivizar el derecho a la propiedad de sus territorios ancestrales, según determina la Constitución Federal del país, en acuerdo con otros diplomas internacionales, como la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo. 

 

Ronaldo, cómo describes el contexto en que se dió la llegada de Bolsonaro al poder?

«El gobierno de Bolsonaro, de hecho, es una sucesión del gobierno de Temer, que ya fue instituido por un golpe de estado y que realiza entregas fundamentales al mercado. Ya comienza como un gobierno que no pasa por un proceso democrático. Es un gobierno que está listo a hacer todas las rupturas. Pero a pesar de ser un gobierno golpista, a Temer no lo consideramos loco. Temer no se considera un tirano. Y Bolsonaro no tiene compromiso con la ética, la decencia y la sanidad. Bolsonaro es un loco asumido. 

Lo que diferencia al gobierno de Bolsonaro del gobierno de Temer es que fue elegido. Cada capítulo de esa disputa electoral fue muy discutible, especialmente el arresto de Lula, quien era el candidato que lideraba todas las encuestas en ese momento y que debería presidir Brasil hoy. La Lava Jato asume el papel de sacar a Lula del juego y dejar espacio para que gane el otro candidato, que resultó ser Bolsonaro. 

Entonces Bolsonaro entra burlándose de todos los valores de una sociedad democrática. Reúne un equipo de gobierno cuya característica principal es estar en contra del tema que le toca. Por ejemplo, el ministro de medio ambiente está en contra del medio ambiente. El ministro de educación está en contra de los principios básicos de la educación.»

Y cuáles serían los principales objetivos de ese gobierno? Y cuáles han sido las consecuencias? 

«El gobierno de Bolsonaro está absolutamente comprometido con la agenda del mercado. La agenda de la violencia, con la liberación de armas como medida para combatir la violencia, que es la autodefensa del ciudadano, la agenda moral, la lucha contra el kit gay. De todos modos, estas pautas son en realidad una cortina de humo. La pauta central del gobierno de Bolsonaro es avanzar en la agenda ultraliberal y esto es lo que ha estado haciendo Paulo Guedes. Incluso en Brasil, la prensa hegemónica, en parte, critica algunos discursos, algunas actitudes del presidente Jair Bolsonaro. Pero protege a Paulo Guedes y la agenda económica del gobierno de Bolsonaro, que es lo que realmente importa. 

Entonces, el gobierno de Bolsonaro es un gobierno perverso y dañino. Disparó el genocidio de la población indígena, la violencia en el campo se intensifica. La corrupción en Brasil dispara, pero ahora bajo el Súper Moro, el ministro de justicia, para burlarse de nosotros otra vez. Paraliza la reforma agraria, la titulación de tierras quilombolas, libera la regularización del acaparamiento de tierras y con ello la quema de la Amazonía, la destrucción de los ecosistemas.

El gobierno de Bolsonaro, en resumen, es un gobierno de destrucción, del orgullo de un pueblo, del honor de un pueblo, la destrucción de la soberanía nacional, la destrucción de la riqueza nacional. Un gobierno de entrega, de todo lo que tenemos o no tenemos para el capital internacional, y un gobierno de destrucción de lo que nos queda y que nos puede garantizar cierto nivel de soberanía.»

 

Para el Movimiento de las y los Trabajadores Rurales Sin Tierra, el MST, fue un período especialmente difícil, con mucha persecución y asesinato de miembros, además de  retrocesos en términos de políticas públicas del sector agrícola, como el fin del Programa Nacional de Alimentación Escolar, el PNAE, que consistía en la compra de productos de la agricultura familiar para abastecer las escuelas públicas. Es lo que nos cuenta Gilmar Mauro, Coordinador Nacional del MST, en un video difundido por Brasil de Fato.

«Este año fue un año difícil por varias razones. Tuvimos varios desalojos, tuvimos varias muertes. No hubo expropiación de áreas para campesinos. Tuvimos recortes en las políticas públicas que de alguna manera venían ayudando a estructurar la pequeña agricultura en todo Brasil. El recorte de crédito se agregó al recorte de políticas, como el PNAE, el Programa de Adquisición de Alimentos, lo que impactó la producción de pequeños cultivos y asentamientos. Tuvimos muchas dificultades para hacer grandes luchas. Es evidente que el pueblo brasileño hace un análisis de la coyuntura y la gente no comienza a luchar cuando sabe que no habrá victoria, y también así es el MST.

Sin embargo, todo lo que ha hecho el gobierno de Bolsonaro no resuelve el problema del hambre, la miseria y el desempleo. Lo que está sucediendo en nuestro país es un proyecto de destrucción de asentamientos. Tiene que ver con la titulación. Pero la titulación de los asentamientos es parte de esta estrategia que busca regularizar el acaparamiento en Brasil. De hecho, es un acaparamiento histórico de tierras que se produce en Brasil y el gobierno ahora busca legalizar. Más que eso. Con la apertura y la posibilidad de adquisición de tierras en Brasil por fondos e inversiones, estos fondos pueden adquirir el 25% de las tierras municipales.

Pero aun así, pudimos resistir de muchas maneras: muchas áreas no fueron desalojadas, pudimos resistir el centro de entrenamiento Paulo Freire en Pernambuco, pudimos resistir el desalojo del área que produce café orgánico en Minas Gerais, pudimos resistir en el campamento Marielle, logramos resistir en varias partes de este país.

Hemos avanzado en otras perspectivas de lo que llamamos reforma agraria popular. La reforma agraria popular incluye la tierra, pero es un conjunto de otras cosas que rescatan la dignidad humana. Así que progresamos con la formación de una clase de derecho en Paraná, progresamos en las comunicaciones del MST. Hemos podido avanzar en la formación política e ideológica. La escuela nacional es una referencia internacional, ofreciendo formaciones en todo el mundo. 

Es decir, estamos construyendo un proceso que evidentemente no está listo a luchar ahora, porque tal vez no es el momento. Obviamente resolveremos los problemas brasileños, y no hay otra manera que no sea por el conflicto. Pero el conflicto no debe ser convocado por ellos. Somos nosotros, la clase trabajadora, que debemos determinar el momento del conflicto.»

 

Finalmente, para Cristiane Julião, del pueblo Pankararu de Pernambuco y representante de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, la APIB, es necesario seguir luchando y propone que nos unamos para hacer frente no solamente a ese gobierno, pero a todo el sistema de explotación y muerte.

«Nosotros, pueblos indígenas, hombres, mujeres, jóvenes, todos, sabíamos que Bolsonaro no sería un buen presidente, no que los otros anteriores fuesen buenos presidentes, mas ese sí, declaró que era tirano. Nosotros sabíamos que sería un año difícil, y fue, fue mucho difícil, con muchas pérdidas, pérdidas de personas, parientes, pérdida de la biodiversidad, pérdida de los ecosistemas y con emprendimientos negativos para los pueblos indígenas y para toda la población también porque todo lo que atinge los ambientes también atinge a todos. No es un factor aislado, todo está conectado. 

Entonces nosotros tenemos miedo por lo que viene ahora, el está más convicto de su poder, que puede hacer todo que quiere. El Congreso Nacional está silenciado, nosotros no vimos reacción, ni una, contra los pronunciamientos de Bolsonaro, mucho menos de sus hijos, que son también endemoniados.  

Mas el movimiento indígena de Brasil sigue firme, sigue en la lucha, porque nosotros no podemos desistir, nosotros tenemos que continuar. En la resistencia es que garantizamos nuestra existencia. Es así que garantizamos el futuro del país, para nuestros niños, y una cualidad de vida para los ancianos . No es justo con ellos que pasaron tantos años luchando para ahora no poder disfrutar de su lucha. Entonces por respeto a esas personas, a esas personalidades en nuestro pueblo, tenemos la obligación de continuar firme na lucha, nos articulando, nos movilizando, para ahora este año realizar más un campamento Tierra Libre, y con todo, porque en Brasil ya tiene un mandato de seguridad  para todas las organizaciones indígenas sean tratadas como terroristas. 

Entonces será un año bien difícil, mucho más armado de que lo hemos visto. Nosotros precisamos cada vez más nos unir en pro del medioambiente. Ahora esas quemadas en Australia, quemadas en Amazonia, quemadas en todos los lugares. Y esa incineración mundial precisa acabar.

Es emocionante hablar de eso porque yo no preciso sentir en mi cuerpo cuando yo miro los animales muriendo quemados, o nacientes de agua siendo también destruidas. Los  espíritus sienten y transmiten para nosotros para que podamos juntos hacer algo. 

Territorio nuestro cuerpo, nuestro espíritu para que juntos consigamos seguir firmes en esa lucha. 

Avante!»