Publicado por La Chaco, Comité por los derechos humanos en América latina (CDHAL), el 5 de noviembre del 2025
*Esta crónica fue escrita después del desalojo ilegal de una vecina del valle de Uspallata (Argentina) para implantar al proyecto minero San Jorge : la policía actuó bajo los órdenes del gobierno provincial de Alfredo Cornejo, quien reprime la protesta civil de manera muy seguida.
31 de octubre de 2025, mañana calma, cálida en Mauelturata o Valle de Uspallata, nada hacia preveer qué además de bajar el zonda, se desataria otra tragedia más (una más de tantas) en la vida de alguien.
En el horizonte sur se escuchaba el rumor de un viejo camión, de una topadora y de varios vehículos de la policía y del GUM, entraron en el km 5, la voz del oficial sonó como un disparo, blandiendo en una mano, en el aire pesado de la mañana, un papel : «en nombre de la ley vengo a desalojarla de ésta propiedad privada», se me agolpan imágenes, Colón bajando de la barcaza, blandiendo en una mano la biblia y en la otra una bandera de los Reyes Católicos : «tomo posesión de estas tierras en nombre de Dios y de los Reyes de España», que exagerada pensé, mirá si ésto va a ser lo mismo!
El grito de auxilio de la vecina, cantante, artesana y militante por la vida, la escuchamos algunes, allá fuimos… y sí, parecía un desembarco de invasores, desmedido, argumentando no se que leyes, no se que jueces y fiscales, contra una mujer, pobre y jubilada, al grito de «en defensa de la propiedad privada»!
Entonces pensé : “quien priva a quien? Entonces, de quien es la tierra? Es del que la trabaja?” Pero los empresarios la hacer trabajar, hasta que la tierra y sus trabajadores desfallezcan. “O la tierra es de quien hundiendo sus raíces le dan sentido a la vida construyendo en armonía con la naturaleza?”
En éste pedacito del Abya Yala (que los colonizadores de todos los tiempos se queden con la ignominia del nombre de los genocidas), tenemos una larguísima historia de expropiación a sangre y fuego.
Definitivamente sí tenía que ver el genocidio y etnocidio de hace 533 años, con la expulsión de un pedacito de tierra de la militante por el agua.
A ningún empresario o poderoso, les quitan las miles de hectáreas qué se apropian con distintos métodos, claro que siempre lo hacen con el amparo y consentimiento del poder político de turno y de la in-justicia .
Así fue desde el colonialismo, para los amigos del poder todo (mercantilizando la tierra, el agua, la naturaleza toda) para los pueblos palos, gases lacrimógenos y pobreza.
Y así el 1% más rico del mundo disfrutan de la riqueza que le extraen a la tierra, en detrimento del 99% restante.
En un país que la tasa de ocupación poblacional es infinitamente pequeño, en relación a la cantidad de territorio, la avaricia del poder económico y político, profundiza las desigualdades.
Millones bajo la línea de pobreza e indigencia, hacinados en casillas, sin servicios, expoliados de toda dignidad, y los No visibles o invisibles, pueblos ancestrales, originarios expulsados de sus territorios, nos muestra en tiempo real el rostro perverso y genocida del capitalismo.
Eso significó el desalojo de una mujer, jubilada y pobre, significó el desprecio por la vida, en su conjunto, por eso tiene que ver con la defensa del territorio, de las montañas, de los glaciares y del agua.
Este sistema sanguinario, siempre llega blandiendo un papel firmado por vaya saber que juez, que fiscal, en nombre de la «sagrada propiedad privada».
La Chaco